02 octubre 2016

Harper Lee

Hace poco supe que Harper Lee había muerto a principios de este año, el 19 de febrero.
Es extraño cómo la noticia de su fallecimiento ha tenido menos repercusión en los medios que la publicación de su segunda novela, Ve y pon un centinela, que aún no he leído.
Me enteré de su muerte por casualidad. Estábamos en un taller literario hablando de los escritores sureños de Estados Unidos y surgió su nombre entre los de Steinbeck, Faulkner, Flannery O'Connor e incluso Truman Capote.
“Y Harper Lee —dije—, una escritora que era sureña; perdón, que es sureña, porque todavía vive”. “No —me dijo el compañero de al lado—, murió hace poco”. Efectivamente, me apresuré a comprobarlo. Murió. Matar un ruiseñor. Toda una vida para escribir una de las mejores novelas del sur.
Descansa en paz, Scout. Te lloramos.

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